La historia de Muebles Maldonado
es de aquellas que retan la leyes de la naturaleza. Es una historia de lucha
constante, de trabajo, de sufrimiento, alegría, triunfo; elementos que no
pueden dejar de mencionarse cuando se habla del éxito de esta empresa, que
empezó de la nada y hoy es el principal referente de muebles en el Perú.
Gladys Rodríguez de Maldonado es
la sobreviviente de esta historia. Fue esposa de Encarnación Maldonado, un
hombre que tenía en las manos el arte de diseñar y construir. Ahora, ella tiene
el arte de saber vender, colocar productos y mover una empresa. Pese a ser
ambos de Cañete, se conocieron en Lima como migrantes, se enamoraron, tuvieron
dos hijos y labraron para ellos un futuro prometedor desde los arenales.
Con el tiempo, la empresa se
situó como la más importante del rubro gracias a su innovación y creaciones
originales. También el trato personalizado al cliente así como el uso de la
mejor materia prima para el trabajo. Ubicada en el parque industrial de Villa
El Salvador, la tienda se erige como una leyenda viva, como el vecino más
respetado. Hoy, según nos cuenta Gladys con mucho orgullo, el 90% de la
decoración de los sets de televisión está a cargo de su empresa. Mientras
hablamos recibe la llamada de un productor de un nuevo programa que acaba de
salir al aire. En pocos segundos cierra el trato.
Sin embargo, la vida le ha
preparado diversas pruebas. Hace dos años su esposo partió de este mundo. Su
hijo mayor sufrió por esto una crisis nerviosa de diez meses que mantuvo en
vilo a su madre. El se recuperó pero, por esas razones que uno nunca comprende,
su joven hija falleció hace dos meses aquejada por una terrible enfermedad. Sin
embargo, Gladys, en la hora más decisiva de su vida, sabe luchar y tener fe, en
Dios y en Muebles Maldonado, la empresa que empezó siendo familiar, y hoy, es
la que le da de comer a más de 80 familias.
Esta es una historia dura. Es una
historia de fe en el trabajo, en el esfuerzo y en ir siempre hacia adelante. El
éxito que conocerán es, al final, la suma matemática de tanta dedicación.
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